Pensé que ya habrías olvidado aquella carta, supuse que no significó nada para ti y que te habrías deshecho de ella a la primera de cambio.

Después de tanto tiempo, hoy me has demostrado que no has olvidado lo que en ella te decía…

 Estoy perdida, o la aprendiste de memoria o la tienes guardada, quizás en algún rincón de tu corazón…

 ¡Daría cualquier cosa por saberlo!

Espero que algún día decidas por ti mismo contarme qué hiciste con ella…

 Deseo con todas mis fuerzas que nunca la olvides, que sea tu refugio cuando te acuerdes de mí o cuando desees estar a mi lado…