jueves, 26 de septiembre de 2013

Las doce.
Eran las doce de la noche...
Raquel observaba nuevamente su reloj...
Volvía a ojear su teléfono, impaciente por tener alguna noticia suya.
Nada, no había nada...
¡Un día mas, una noche mas...!- se repetía constantemente -
De sus ojos, apenas asomaban unas tímidas lágrimas...
Su mirada, cansada, denotaba el calvario por el que estaba pasando.
Ya no le quedaban fuerzas.
Nunca se dio por vencida, pero esta vez comprendió que no podía hacer nada...
Las doce.
Eran las doce de la noche...
Y Raquel cerró sus ojos y, como todas las noches y como todos los días,
volvió a soñar con él ...

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