lunes, 13 de febrero de 2012

Aquella primera vez...

Aún recuerdo la primera vez que estuve entre tus brazos…
Fue en aquel parador, la segunda vez que viniste a verme.
 Recuerdo lo nerviosa que estaba, no dejaba de temblar. La situación me imponía, tú me hacías sentirme así… Sabía que esa sería nuestra primera vez, la primera vez que nos amaríamos…
Recuerdo cuando buscábamos la habitación entre esos fríos pasillos, con esas puertas de madera rustica y esos cuadros de otra época… Y cuando entramos en ella observando cada  detalle…
Aún permanece en mi mente aquel lugar, la sencillez de los muebles, la amplitud del baño, la calidez de la luz…
Esa fue nuestra habitación, aquella que guardaría nuestro más profundo secreto…
No sabía qué hacer, estaba tan nerviosa que solo se me ocurrió encender ese televisor. ¿Recuerdas? Ninguno de los dos dábamos en el clavo, pasamos más de media hora intentando hacerlo. Aún recuerdo lo que me pude reír viendo lo torpes que éramos, y todavía esbozo una leve sonrisa…
El momento comenzó a ponerse tenso, tú te quitaste la ropa y sin dudarlo te tumbaste en la cama. Yo no dejaba de temblar, ni siquiera me desnudé, simplemente me tumbé a tu lado, como tú querías… Y así comenzó todo…
Y te entregué lo más valioso que tenía, y te amé, y me amaste, y nos amamos…
Y recuerdo tu mirada, tus caricias, tu sonrisa…
 Y recuerdo que me amabas y que yo te quería…
Y comencé a comprender que, desde ese momento, tú serías el amor de mi vida…

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