domingo, 20 de noviembre de 2011

Te di todo lo que tengo y todo lo que soy…
Te di mi vida entera cuando me entregué a ti, no miré a nada ni a nadie, me armé de valor e intenté dar una oportunidad a lo que consideraba perdido, a lo que creía que nunca volvería a sentir, al amor…
 ¡Me enamoré de ti perdidamente, sin buscarlo ni esperarlo…!
¡Ahora yo, si estoy perdida…! Me perdí en tus brazos y en tu cuerpo sabiendo lo que arriesgaba, con la seguridad de que nunca estarías dispuesto a estar junto a mí… Lo sabía, sabía que en este juego yo sería la que iba a perder…
¡Sabía que lo que sientes por mí no es comparable con lo que sientes por ella…! Aún así me arriesgué.
 Sabes que nunca te pedí nada, pero siempre quieres cubrirte las espaldas recordándome hasta dónde puedes llegar… Y lo haces muy a menudo, pones tú mismo la barrera, para que no la cruce, o al menos para que no intente cruzarla…
Y yo, me detengo y pienso y descubro que eres tú el que no tiene claro lo que siente, ni si quiera sabes lo que realmente quieres… O tal vez sí, tal vez solo quieras jugar a pasar el rato, a entretenerte en esta monótona vida que te ha tocado vivir… Tal vez has enmascarado un sentimiento que creías tener hacia mí y te estás equivocando, o te estás dando cuenta de que te precipitaste y no sabes por dónde seguir o, peor, por dónde salir…
¡Si es así no quiero estar a tu lado, si es eso lo que quieres me apartaré de ti!
¡Porque yo si tengo claro lo que siento y lo que no quiero es volver a sufrir…!

No hay comentarios:

Publicar un comentario