viernes, 29 de julio de 2011

Para tí III

Esta será la última vez que me dirija a ti, todo tiene que terminar y va siendo hora de poner punto y final, pero antes déjame decirte algunas cosas…
Sé que metí irremediablemente la pata cuando decidí aclarar la situación por la que estábamos pasando, lo sé, pero después de tanto tiempo que andamos tonteando sin llegar a ninguna parte tenía que hacerlo. Sobretodo debía ver con mis propios ojos tu reacción, quería asegurarme quien eras y al fin lo he conseguido… Ahora sé con plena seguridad que lo tuyo fue una de esas canitas al aire que los tíos como tú suelen echar y créeme, a pesar del sufrimiento que me ha causado descubrirlo estoy satisfecha.
Durante este año y medio que hemos compartido he estado tan cruelmente engañada pensando que tú sentías algo especial por mí, incluso llegué a creer que un ángel te había puesto en mi camino para aliviar la tristeza que me invadía en esos momentos. ¡Qué ignorante fui! La realidad era otra… Solo querías poseer lo que no tenías mientras las cosas no llegaran a mayores, mientras yo tuviese la boca cerrada y accediese a tus juegos. Ahí te equivocaste conmigo, porque cuando yo permitía que tus brazos me rodearan era por amor y no por una simple atracción sexual. Por eso pensé que debía hablar contigo, porque todo estaba llegando demasiado lejos y tú no expresabas abiertamente los motivos que te llevaban a ello…
Ante todo reconozco que estábamos en el camino equivocado, me dejé llevar por el amor que hacia ti sentía, convencida de que tú sentías lo mismo que yo… No podría haber sido de otra manera, sin sentimientos nunca hubiera dejado que estuvieras a mi lado. ¡Me siento tan idiota…!
A pesar de todo, en los momentos de soledad que me acompañan, que son muchos, vienen a mí los recuerdos de cada uno de los instantes que hemos compartido y me parece realmente increíble que después de todo lo que ha pasado no hayas sentido nada por mí… Tus miradas no eran miradas de deseo, eran miradas de amor. Tus abrazos, en silencio, lo decían todo… Tus idas y venidas, tus sonrisas, tus ganas de verme… A veces, solo a veces, creo que ocultas la verdad dentro de tu corazón, pienso que sentiste miedo al enfrentarte con la realidad y que las circunstancias te hicieron huir de la peor manera posible…
De todos modos, para mí, todo terminó, aunque todavía te descubra mirándome de reojo y sonriendo para tus adentros. Ya no habrá vuelta atrás, la vida sigue y yo cogeré otro tren, del tuyo me tuve que bajar a mitad del camino…

No hay comentarios:

Publicar un comentario