viernes, 8 de abril de 2011

Querido diario:
A estas alturas de mi vida todavía no sé qué hacer con ella. Debería dejar a un lado todas las ataduras que no me hacen feliz, todo aquello que me hace profundamente desgraciada. Necesito llegar a la felicidad por mis propios medios y eso es lo que desde este momento y si la vida me lo permite voy a hacer… Reconozco que sin él mi vida carece de sentido, estoy en un punto en el que desearía dejarlo todo y salir corriendo a su lado, pero sé que ninguno de los dos estamos preparados para ello. Son demasiadas cosas las que nos separan, aunque hay muchas que nos unen. Quiero pensar que él también me quiere pero tiene miedo de decirlo en voz alta, aunque sus hechos así lo demuestran…
 Lo demuestran sus abrazos, sus caricias, esas que se le escapan cuando ya no puede más, lo demuestran sus ojos cuando me miran sin tapujos ni pudor. Lo demuestra su silencio, porque sobran las palabras,  aunque a veces las buscamos para obtener las respuestas que queremos oír pero las que el miedo hace  que sean impronunciables. Lo demuestran el no poder pasar el uno sin el otro y el echarnos de menos cuando los días nos separan…
Lo siento mucho, pero yo le quiero y creo que, aunque siga intentándolo, nunca dejaré de hacerlo…

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